jueves, 31 de diciembre de 2009

Abbé Henri Gregoire, en 1794. La historia que no debe repetirse !

A continuación voy a reproducir la entrada publicad por mi amigo Enrique Dans en su Blog el día de hoy y con el que atinadamente dá término a una década en la que no fue posible torcer el brazo de las grandes industrias que mantienen empeño en continuar privando y retrasando el desarrollo del conocimiento.
"Al hilo del artículo de The Economist de ayer sobre el telégrafo, Iñigo Irizar me envía un correo adjuntándome el Rapport sur l’etablissement d’un Conservatoire des Arts et Metiers, de Abbé Henri Gregoire, publicado en 1794, que pretendía en su fundación que todo el conocimiento científico y técnico (máquinas) de Francia se conservara en un solo lugar, el Conservatorio Nacional de Artes y Empleos, para darlo a conocer a todos los franceses y generar nuevo conocimiento.

A Iñigo el documento le ha parecido enormemente inspirador, y ha extraído y traducido del mismo una magnífica selección de frases. A mí también me lo han parecido, así que de su correo, las paso directas a la entrada, todo el mérito de la selección y la traducción es exclusivamente suyo, yo me limito a darle lo que me parece es una merecida difusión:

Página 2: “Con sorpresa, veo todavía gente pretender que el perfeccionamiento de la industria (= fábricas) y la simplificación de la mano de obra conllevan peligros porque, se dice, se priva de los medios de subsistencia a muchos obreros. Así razonaban los copistas cuando la imprenta fue inventada; así razonaban los barqueros de Londres que querían amotinarse cuando se construyó el puente de Westminster. Hace sólo cuatro años, en Le Havre y Rouen, se tenían que esconder las máquinas de hilar algodón. Cuando una invención nueva puede paralizar al momento a muchos obreros, el paternalismo de los legisladores debe poner los medios para que aquellos no caigan en la indigencia y se provoque una revuelta social; pero en el fondo, la objeción a los avances es pueril…” “Hace falta un gran esfuerzo de ingenio para ser conscientes de que somos capaces de mucho más de lo que podemos hacer sólo con nuestros brazos”.

Página 4: “En un país libre, todas las artes son liberales” (a propósito de la supremacía del arte sobre el trabajo hecho con las manos, en definitiva el trabajo hecho con el espíritu y el trabajo hecho con las manos están, en su opinión, al mismo nivel).

Página 7: “…la ignorancia y la inmoralidad son las úlceras que corroen la República”.

Página 11: Sobre una de las ventajas del Conservatorio: “Algunos hombres con ingenio han consumido un tiempo precioso en inventar lo que ya estaba inventado”. “Si ese hombre hubiese conocido los modelos preexistentes, ése hubiera sido su punto de partida, en lugar de avanzar tanteando para llegar a lo que ya era conocido, hubiera podido dar un paso más para la ciencia” (esto me recuerda al mantra de Google Scholar, Standing on the shoulders of giants)

Página 15: “Hay descubrimientos que es importante popularizar para crear en el instante un movimiento general”.

Página 16: “Ningún pueblo tiene el derecho de parar la marcha de la razón en lo que es necesario para la vida de los demás; pero creando un pacto social, se pueden asegurar ventajas exclusivas”.

Página 16: “Existe otro modo de impulsar la industria y es repartir con profusión libros elementales que pongan en circulación las ideas brillantes y los principios propios al perfeccionamiento de las artes”.

Página 18: “No hay ciudadano que no esté interesado en el progreso de las artes y la manufactura”.

Página 18: “Entre los pueblos y entre los individuos, los más industriales serán siempre los más libres” (hay que tener en cuenta que industria en ese momento era equivalente a progreso económico; hoy se podría sustituir por productividad).

La historia siempre es interesante. Sobre todo porque según el tópico atribuido a Jorge Santayana, “los pueblos que la olvidan, están obligados a repetirla”. Aunque según otro tópico, atribuido a Karl Marx, cuando se repita se haga “la primera vez como tragedia, y la segunda como farsa”.

Gracias, Iñigo, por el regalo."

Y por supuesto gracias a Ernrique Dans por este regalo de fin de década, espero que la razón y el sentido común sean el norte que ilumine a quienes deben tomar decisiones para que se vuelvan permeables a los criterios y visiones de los enanos que tienen en sus hombros

"Pygmaeos gigantum humeris impositos, plusquam ipsos gigantes videre"

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